Es esencial que los constructores tengan en cuenta todos los puntos que se afectan por el CTE vigente en España, ya que será posible edificar proyectos más eficientes y amables con el entorno
Cuando un arquitecto diseña o traza las líneas de un proyecto arquitectónico lo hace en base a diferentes criterios. Por supuesto, el estético es uno de los más llamativos, pero sin lugar a dudas tiene que atender a parámetros de seguridad, de durabilidad y viabilidad. También el encaje con el entorno, los materiales que se utilizan y sus comportamientos al clima donde se edifica puede, en cierta medida, formar parte de ese engranaje de circunstancias que se han de tener en cuenta antes de poner un solo ladrillo y dar forma a lo ideado.
En este punto es muy interesante destacar la importancia que tiene el Código Técnico de la Edificación (CTE). Pero, ¿en qué consiste ese código? Para ser exactos, el CTE es un conjunto de normas que se aglutinan para referenciar la regulación de los parámetros esenciales respecto a la calidad y la habitabilidad de un proyecto arquitectónico.
Además, cabe recordar que es una legislación aplicable a todas aquellas construcciones, sin importar si parte de la financiación pública o privada, que tienen carácter permanente, ya que esos proyectos han de ser revisados con el total escrúpulo y respeto a esas normas por parte de los técnicos con competencias para ello. También es importante destacar que deben contar con la licencia pertinente, o, dado el caso, con la autorización que exija la ley.
Por tanto, para terminar de aclarar la situación, hay que destacar en este punto que el CTE se encarga de velar, entre otras cuestiones, de la seguridad estructural de las edificación, así como de sus sistemas contraincendios; a la misma vez deben certificar que la utilización del espacio es completamente segura, así como la higiene y la salubridad adecuadas respecto al entorno medioambiental. Por último, esa normativa es la que se encarga de proteger el edificio contra el ruido y también a ahorrar energía gracias a un aislamiento térmico eficaz.
Así pues, estas dos últimas razones se pueden enmendar gracias a un sinfín de materiales y técnicas cuyo enfoque principal es ese, hacer los edificios más cómodos y más atractivos para su entorno.
La importancia del aislamiento acústico
El CTE dicta que es imprescindible que los edificios actuales cuenten con aislamiento acústico que permita el descanso, pero también la ergonomía de la estructura y de las personas que la van a habitar o a hacer uso de las mismas.Por eso, contar con materiales de primera calidad es esencial. Por ejemplo, el poliestireno extruido (XPS) se trata de una aplicación que está muy recomendada tanto para cubiertas, como suelos y que también puede utilizarse bajo la cimentación. ¿Qué proporciona? En esencia, un enorme aislamiento térmico y acústico debido a la gran capacidad que tiene ante la compresión por los ciclos distintos del agua y sus estados líquido, congelación y evaporación.
Un aislamiento térmico permite edificios más eficientes
Similar que en el caso anterior, incluso el mismo material puede funcionar en ambas direcciones. Pero, es evidente que un aislamiento térmico de calidad hace que los edificios gasten menos energía, por tanto eso rebaje la emisión de gases y de CO2 a la atmósfera evitando, a toda costa el efecto invernadero.Firmas como URSA AIR son capaces de poner en el mercado una serie de paneles y también unas mantas a base de lana mineral que, en combinación, consiguen que exista una mejor climatización en los edificios proporcionando, a partes iguales, un eficaz aislamiento térmico y, como en el caso anterior, también acústico.
Para acabar hay que decir que este tipo de materiales, entre otras cuestiones, tiene una buena resistencia al fuego y hacen una gran labor porque la calidad del aire sea más positiva para la salud del entorno.
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