¿Cómo Ganar un Concurso de Arquitectura? (y no morir en el intento)

Los concursos de arquitectura son (o eran) una de las principales vías de entrada de trabajo a un estudio, sobre todo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis financiera. 

Eran multitud los concursos públicos que existían, todos los ayuntamientos tenían previsto la construcción de un equipamiento público entre su programa electoral.

Así proliferaron los auditorios, polideportivos, colegios, piscinas climatizadas, centros culturales… y con ellos sus respectivos concursos con resultados más o menos cuestionables en algunos casos.

La oferta de concursos públicos ha caído en picado, del mismo modo que ha aumentado el número de arquitectos que se presentan a cada uno de ellos, por lo que el porcentaje de posibilidades de ganar uno se ha reducido drásticamente. 

Esta razón ha provocado que haya que afinar mucho a la hora de presentar un proyecto para optar a ganar. 

A continuación os damos unas claves para reducir al mínimo el porcentaje de “suerte” que, aunque es importante, es el único que no podemos controlar por nosotros mismos.

¿Cómo ganar un concurso de arquitectura?

1. Tipo de concurso.

Existen varios tipos de concurso pero lo podemos resumir en dos:

> Concursos de ideas, en los que se premia el concepto, la idea, el proyecto básico, y que normalmente no se construyen, al que pueden optar tanto estudiantes como arquitectos.

> Concursos de arquitectura, en los que además de la idea hay que considerar los costes, los agentes intervinientes, el proyecto de ejecución… en los cuales al ganador se le adjudica la construcción del proyecto y están destinados a arquitectos. 

Esto condiciona desde el principio los aspectos que más pesaran en el desarrollo del proyecto.

2. La elección del concurso.

La elección dependerá de muchos factores, pero debes considerar sobre todo: el premio, los plazos y el tema. 

Decántate siempre por temas que controles, cuenta con plazos generosos y trata de empezar desde el primer día que se presenta el concurso, el tiempo te dará una ventaja que tus competidores no pueden comprar, organiza desde el primer día los plazos. 

El premio como mínimo debe cubrir gastos (en caso de que resultemos vencedores) y ser suficiente para pagar a tu equipo. 

Podéis consultar nuestro post en el que recopilamos las mejores páginas de concursos de arquitectura para decidiros por uno de ellos. 

3. El jurado.

El jurado es el grupo de personas que decidirá el ganador, por lo que nunca debes sacarlo del proceso. 

Estúdialos, preferentemente desde los que colocan más arriba hacia abajo, ya que el primer miembro suele ser el que más peso tendrá en la decisión final, analiza sus proyectos, que materiales, sistemas constructivos, estilo, colores, técnicas de presentación, usa en sus trabajos y decanta tu propuesta hacia ello. 

No tienes que copiar su arquitectura sino buscar la forma de lograr ese guiñó, esa complicidad. La arquitectura no es objetiva, el jurado tampoco lo es. Y por si algún día formáis parte de uno os recomendamos leer el decálogo para un jurado.

4. El equipo.

Rodearse de un buen equipo es clave para presentar un buen producto, ten en cuenta que es posible que estés compitiendo contra auténticas “flotas” de estudiantes de arquitectura dirigidos por un profesor que los emplea a coste cero, pero eso ya es otro tema…

El equipo debe estar dirigido por un coordinador y ha de ser lo más completo posible, así cada miembro cubrirá una parte del proceso pero también colaborará activamente en todas las demás, el premio económico condicionará el número de componentes del equipo. 

Muchas veces habréis escuchado que la mitad del proyecto lo ganan los renders y las infografías, esto, aunque nos duela, es muy cierto, por lo que asegúrate de que tu equipo posea esa fortaleza.

Si no es así, échale un ojo a este curso de Doméstika para incrementar la calidad de tus presentaciones arquitectónicas:

5. El proyecto.

Nadie puede decirte como debes hacer un proyecto, esto lo aprendemos en la escuela desde bien temprano y además varía enormemente según sea un concurso de ideas o un concurso que va a construirse, por lo que debes poner todos esos condicionantes encima de la mesa. 

Lo que sí es inamovible es que el resultado ha de ser vistoso, ha de llamar la atención del jurado, tiene que tener algo que se quede en su memoria, ya sea mediante una maquetación atrevida, original, extremadamente simple o unas infografías espectaculares. 

El jurado verá probablemente decenas de proyectos en un solo día, asegúrate de pasar la primera criba.

6. La presentación.

En muchos casos, tras una criba inicial, hay que llevar a cabo una exposición del proyecto ante el jurado que decidirá el ganador del concurso, este paso es clave, un buen producto puede perder ante un producto mediocre pero bien vendido. 

La presentación debe estar diseñada, estructurada y contada específicamente para ESE jurado.



De este modo, habrá que tener en cuenta si nuestro jurado lo forman arquitectos, políticos, técnicos, o personas sin conocimientos arquitectónicos de ningún tipo. Es en esta fase donde entra en juego el marketing arquitectónico. 

Un ejemplo de cómo ganar un concurso en la presentación es el famoso caso de Norman Foster en el concurso de un rascacielos en Manhattan, compitiendo nada más y nada menos que con Zaha Hadid, Rem Koolhaas y Richard Rogers.

Esperamos que estas claves os ayuden a ganar un concurso, o al menos os den algunas pautas para desarrollar un proyecto para presentarlo a concurso. 

Tal vez nos hayamos dejado algo en el tintero, si quieres puedes dejarnos un comentario y completar esta lista o simplemente darnos tu opinión al respecto. 

¡Suerte en vuestros concursos! Y si no resultáis vencedores siempre habréis aprendido algo, aunque sea un nuevo proyecto para poner en vuestro portfolio.

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